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domingo, 13 de abril de 2008

Visita de Ana & Co. (Casamance)

En el capítulo anterior...

Rubén y sus secuaces ya habían vuelto a España.
Ana y las suyas se habían ido a pasar los dias entre semana que yo trabajaba en Sait Louis.
Yo (Pepa) tenía una tediosa semana (de 4 días) de bastante trabajo, que acabaría el viernes por la tarde.
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Efectivamente, el viernes por la tarde quedé temporalmente libre de mis ataduras laborales. Había pedido otro par de días libres (lunes y martes próximos) para ir con estas chicas a Casamance. Salíamos en barco el viernes por la tarde/noche; llegábamos sábado a media mañana y volvíamos supuestamente martes por la mañana en avión. Un poco corto, pero menos da una piedra.

Día uno, viernes: a la vuelta del trabajo, hice la mochila tranquilamente y fuimos a embarcar con tiempo; el barco salía a las 20:00, creo recordar. No hubo contratiempos, ni atrasos, ni nada digno de mención. Jamma rek, que se dice en wolof, simplemente paz. Y era un barco guay, muy por encima de mis expectativas. Sabía que era nuevo, pero no me imaginaba tan buenas prestaciones por 45€ cada en un camarote de 4. Literas comodísimas, aire acondicionado, un pequeño pero muy bien instalado cuartito de baño (con ducha), un armarito para cada litera, una mantita suavísima, sábanas que olían a nuevo y limpio... El barco además tenía un comedor estupedo, un pequeño bar y se supone que discoteca y no sé si algo más, no lo vimos. Y en la zona de cubierta abundan los banquitos para que te puedas sentar a ver las estrellas, el amanecer, o lo que quieras. Una lástima que había una tormenta de arena enorme en Mauritania, tan grande que el harmattan nos llegaba a nosotros al sur de senegal y el cielo tenía un denso tono plomizo bastante agobiante, por no hablar de la sensación sofocante de no haber aire limpio...

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El barco. A la izquierda, con Melencha, cada una en una litera; a la derecha, con Ana en cubierta.


Dia dos, sábado: nos pusimos el despertador para ver amanecer desde el barco. Un poco pinchazo por culpa de la tormenta de arena que os comentaba, que velaba completamente el sol convirtiéndolo en un simple disco plateado casi imperceptible. Pero de todos modos mereció la pena: por primera vez en mi vida vi los delfines. Poquitos y muy poquito tiempo, pero me hizo mucha ilusión, porque es un animal que me despierta mucha admiración. Todavía tengo la espina de que cuando era adolescente mis padres no me dejaron ir en verano a un voluntariado haciendo censo de delfines en el mar de Alborán... El trayecto diurno del barco coincide con su singladura río Casamance arriba. Una vez más, lástima de mala visibilidad, pero bonito de todos modos. Llegamos a Ziguinchor a media mañana, y quedamos con Judith, la amiga de Melencha que vive allí, en un bar, para decidir qué hacíamos. Los dueños del bar nos invitaban a ir a pescar, pero no fiándonos del todo de ellos, y sobre todo porque el plan de pasar el día en un cayuco para mí y Coqué no era muy apetecible por culpa de nuestras respectivas hernias discales, decidimos hacer otra cosa: ir al pueblo con referencia en la Lonely Planet más cercano, Afiniam, un pueblo con campamento. Para ir a Afiniam, había opción de taxi y de piragua; optamos por la piragua, por el precio (75 céntimos frente a 4€ por cabeza o más), y porque a priori un río senegalés tiene menos baches que una carretera senegalesa (una vez más, pensando en nuestras espaldas). La piragua fue todo un poema, a punto estuvimos de rajarnos, allí había más gente que en la guerra, y de echo subirse era una verdadera guerra, daba miedo. Pero al final le echamos valor y allá fuimos. Llegamos a Afiniam a media tarde, fuimos a fichar al campamento, luego a bañarnos entre los manglares un rato, y ya se nos hizo de noche. Volvimos a cenar al campamento, y a dormir.

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La piragua a Afiniam y lo llena que estaba, a la izquierda.
A la derecha, la gente que esperaba la llegada en el embarcadero.


Día tres, domingo: salimos del campamento temprano con intención de pasar el día viendo la aldea en sí, y comer en ella. La aldea muy bien, pero donde comer no había. Compramos frutas y con eso tiramos. Unos adolescentes estuvieron con nosotros todo el día (a mi modo de ver demasiado, pero las otras chicas estaban a gusto) enseñándonos el pueblo: la escuela, el dispensario... esas cosas... Hacía un calor que morías. Volvimos al campamento deseando volver a bañarnos en el embarcadero, y así lo hicimos. Entre pitos y flautas se volvió a hacer de noche sin casi darnos cuenta. Cenar y dormir.

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AFINIAM: arriba a la izquierda, uno de los chicos posando con una fruta cuyo nombre no recuerdo.
Arriba en el centro, Ana y Coqué posando a la entrada del dispensario de la aldea.
Arriba a la derecha, los chicos cogiendo unas frutas en el árbol para enseñárnoslas.
Abajo a la izquierda, Ana y Judith bañándose en el embarcadero.
Abajo a la derecha, el embarcadero vacío.


Día cuatro, lunes: nos levantamos tempranito con intención de coger la piragua de vuelta a Ziguinchor, pero una vez en el embarcadero no la cogimos, ni nosotros ni otros 50 oriundos más, que se volvían cabizbajos a sus respectivas casas: no había sitio para todos, y además la piragua no volvería, como suele hacerlo en esos casos, por causa de la crisis del combustible. La gente quería (o necesitaba) ir a Ziguinchor a vender cosas, en la semana de las fiestas grandes de Senegal (el 4 de abril, viernes, era el día de la Independencia). Nosotras, que nos lo podíamos permitir, llamamos a un sept-place de Ziguinchor que viniera a buscarnos, pagamos casi 5€ cada una, pero volvimos sanas, salvas y en menos de una hora. Y mientras lo esperábamos, nos volvimos a bañar en el embarcadero. La tarde la pasamos en Ziguinchor, por el mercado, y después fuimos a ver la casa de la alianza franco-senegalesa, que está chulísimo. Cenamos por allí y nos acostamos pensando que al día siguiente volvíamos a Dakar.

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Arriba izquierda: la lancha llenísima saliendo del embarcadero (fijaos en la separación entre el agua y el borde)
Arriba derecha: Melencha y Judith dejando que se vaya la piragua (daba miedo ir ahí)
Abajo izquierda: frustración de los pasajeros fallidos.
Abajo derecha: las pijas toubabs llaman a un septplace qie les venga a recoger.


Día cinco, martes: nos levantamos temprano para ir al aeropuerto y volver a Dakar. Una vez allí me dicen que los billetes son para el día siguiente. Al principio me cuesta creerlo, no entiendo cómo puede haber ocurrido que no me haya dado cuenta antes. Había tenido un malentendido con el que vendía los billetes en el aeropuerto y así era: no podíamos volver hasta el día siguiente. Tras unos instantes de estupor, rabia y hasta preocupación, decidimos que no era tan grave: el avión para España a estas chicas no les salía hasta el día siguiente por la noche desde Dakar, así que no había problema por eso. El problema era que a mí me costaría un precioso día de vacaciones extra, pero era lo que había. Llamé a la oficina para comunicarlo y, para mi sorpresa me dijeron que bueno, si llegaba al día siguiente razonablemente temprano no lo considerarían vacaciones, sino "llegada tarde". Perfecto. Así que teníamos un día más en Casamance, enterito. ¿Qué hacemos? Vámonos a pasar el día a la playa, a Cap Skirring, lo más turístico de Senegal. En un sept-place, estuvimos allí en menos de una hora. Nos dio tiempo de darnos un baño matutino, enfadarnos con un pesao que quería obligarnos a comer en su restaurante (si no hubiese insistido tanto seguramente habríamos ido, pero es que fue muuuuy pesao, ¡leñe!), comer en el centro, hacer compras guiris, volver a bañarnos, volver a hacer compras de guiri, fotos, paseos, y volver a Ziguinchor antes de la noche (que luego es más complicado pillar sept-place). Cenamos en Ziguinchor, y, repetición de la jugada, pa camita que mañana se madruga.

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Playa de Cap Skirring. A la izquierda, pescadores y piraguas; a la derecha, vacas en la playa.

Día seis y último, miércoles: una vez más, nos levantamos muy temprano para ir a coger el avión para Dakar. Esta vez no hubo ningún problema de ningún tipo y llegamos a dakar alrededor de las 11 de la mañana. Como los taxis de Dakar son odiosos y hay una línea de autobús que conecta el aeropuerto con mi casa, la cogimos. En mala hora; tardamos más del aeropuerto a casa que de Ziguinchor a Dakar, y eso con un solazo que caía a plomo. Pero bueno, la ventaja de ir viendo todo Dakar tranquilamente. Una vez en casa me duché lo más rápido que pude y me fui al trabajo sin mucha esperanza de que no me contaran el día como vacaciones por la hora que era (casi la una). Sin embargo, así fue, y fui feliz y comí perdiz.

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Vistas desde el avión de vuelta. A la izquierda, al salir, Casamance desde el aire; a la derecha, al llegar, Dakar.


EPÍLOGO: esa tarde, comí con mis amigas y luego las dejé un rato solas mientras yo dormía la siesta; más tarde quedamos con Macu y Alberto para que se despidieran y a las 8 se fueron al aeropuerto rumbo a España. Me quedé solita de nuevo. Y no, no estaba harta de las visitas...

Dakar, 07/04/2008

6 comentarios:

belenmadrid dijo...

qué pasada de fotos!! me encantan.. cómo se te ocurre hacer una foto a un espejo retrovisor? la leche...

Pura dijo...

Es una pasada el blog, me encanta ...y las fotos geniales, eso sí que es un mundo distinto, te lo dice la que te escribe desde el otro lado del mundo

rubén dijo...

Qué bien os lo pasasteis, eh capullas? La verdad es que las fotos son chulísimas, la de las vacas en la playa es genial.
Hace tiempo que no te veo por el Skype, Pepa!! Besiños.
Rubén

WickedGrin dijo...

Que guay de verdad, tenemos que volver para visitar Casamance. Reunimos el grupo y salimos ya? Estos son los sueños de cuando levanto la cabeza de los libros... Pepa a mi ni siquiera me has aceptado en skype :(

Un beso y seguid pasándolo así de bien.

Anónimo dijo...

Que viaje mas chulo... Lo que mas me ha impresionado es la piragua superpoblada y las personas que esperaban en el desembarcadero . Parece que tenian palos... No se que daba mas miedo si el piraguon o el embarcadero...
Pero ha tenido que ser estupendo. Ya busco en el mapa el trayecto que habeis hecho.
Un beso querida madrina bloguera

Unknown dijo...

Que guapo Casamance! Como se te ocurre poner esas fotos!! mira que que organizamos una invasión de plateau en un plis eh! jeje.
Bueno chiquilla espero que sigas contándonos tus peripecias por los Senegales que están genial!
Bicos
Manu