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jueves, 4 de octubre de 2012

Cinco añitos

Reabro este blog por una vez y sin que sirva de precedente, para conmemorar una fecha importante en mi vida. La verdad es que no me hubiera percatado de la efeméride si no fuera porque algún que otro compañero lo publicó en su Facebook. A mí es que me cuesta saber en qué día vivo, y n es raro que no me acuerde ni de mi propio cumpleaños hasta que alguien me lo felicita.

Pues eso, que  hoy, 4 de octubre, se cumplen cinco añitos de mi llegada a Dakar. Los recuerdos se agolpan en mi cabeza y me hacen sonreír. El mes de agosto en Madrid en el curso, los nervios de los preparativos, el encuentro con mis futuros compañeros en Barajas, el caos del aeorpuerto a la llegada, el calor, la búsqueda de piso durante el Ramadán, la gente que fui conociendo allí... muchas, muchas cosas... mil anécdotas, mil conversaciones, mil impresiones...

Hoy hago un ejercicio de reflexión acerca de cuánto me influyó la experiencia ICEX y la verdad es que no sé muy bien qué pensar. A simple vista no parece que me haya cambiado mucho la vida. Incluso he vuelto a trabajar a la misma pequeña empresa de la que me despedí entonces. Bueno, a ver, la vida si que me ha cambiado un montón, pero lo que quiero decir es que puede parecer que la experiencia ICEX no haya tenido nada que ver. Pero claro que tiene que ver. Ya lo creo que sí. Yo he cambiado mucho y creo que la Pepa de antes de Dakar no habría tomado las decisiones que yo he tomado para llegar a donde estoy ahora. Solo por eso, valió la pena.

Me gustaría hablar de la experiencia, la gente, las emociones... pero no me sale... o mejor dicho, me sale demasiado: si empiezo no voy a poder parar, y no es plan, que se me acaba el día y yo con estos pelos. Simplemente quiero dejar constancia de que llevo en el corazón a los compañeros del curso en Madrid y a todas y cada una de las personas que me acompañaron en mi experiencia Dakaresa. Los que me ayudaron a buscar piso cuando no hablaba ni papa de francés, los que me ayudaron a aprender a hablarlo, los que me cuidaron cuando lo necesité, los que compartieron su diversión conmigo...

En fin, por supuesto no todo fue maravilloso, Senegal no es precisamente un país cómodo para el expatriado, y realmente al cabo del año estaba deseando marcharme. Pero la perspectiva del tiempo me ha hecho quedarme con lo bueno, que fue mucho, y ojalá pudiera repetirlo.

Pero no sólo no podré repetirlo, sino que no podré recomendárselo a nadie más, porque se acabó lo que se daba. Los recortes también se llevan esto por delante. De verdad que lo siento.