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viernes, 25 de abril de 2008

Me voy pa'l pueblo

Pues como cantaban los Panchos:

Me voy pa'l pueblo
Hoy es mi dia
Voy a alegrar toda el alma mia
Me voy pa'l pueblo
Hoy es mi dia
Voy a alegrar toda el alma mia

Estoy ahora mismo haciendo la mochila (sí, me voy de Dakar a Galicia una semana y llevo "mochila", no "maleta", ¿qué pasa? ¿eh? ¿qué pasa?) y encendí el ordenador para apuntar el código de reserva del vuelo Madrid-Coruña, así que aprovecho para poner una pequeña reseña de que voy p'a España.

Salgo de aquí a las 22:55, que en hora española viene siendo a la 1 de la mañana; hago escala técnica en Las Palmas, llego a Madrid a las siete de la madrugada, a las 10:40 cojo el EasyJet para Coruña, llego a esta ciudad a las doce del mediodía aprox, me quedaré para salir, y pa casa de mis papis, todavía no sé muy bien cómo ni con quién, el domingo, llegaré a mediodía o así. Menuda paliza, pero seguro que vale la pena. Ya os contaré.

lunes, 14 de abril de 2008

Medios de transporte senegaleses I: transporte por tierra

Últimamente he viajado un poco por Senegal, y he experimentado ya casi todos los medios de transporte posibles (creo que sólo me faltan el tren y la calesa). En general el moverse por este país tiene un nosequé que yo que sé, un encanto especial con tintes masoquistas (calor, poco espacio, malas carreteras, vehículos desvencijados...) que, por lo exótico y, probablemente, lo barato, es uno de sus atractivos turísticos.

Así que e decidido hacer una serie de 3 posts (tierra, agua y aire) explicando cómo va el tema de moverse por el país sin necesidad de dejarse un sueldo en guías, coches alquilados, etcétera :-) Hoy toca transporte terrestre.

Por cierto, lo siento, porque no he podido poner mis propias fotos, pero es que tenía prisa por publicar, porque hay una chica que se ha dirigido a mí para preguntarme por el transporte en Senegal porque llega el viernes que viene, y a este paso... Así que he decidido publicar hoy, con fotos de internet, y en cuanto pueda edito poniendo propias, que tiene más gracia, y además no hay problemas de copyright.

1. Moverse por ciudad (en concreto, por Dakar)

1.1. Taxi
Los taxis de Dakar son como los de Barcelona, en lo negros y amarillos, pero si ves un taxi de aquí junto a uno de Barcelona, sin mirar la matrícula, los puedes distinguir fácil: el de Dakar es el que se cae a trozos. Llevo aquí seis meses y, que yo sepa, todavía no me he subido a uno al que le funcione el cuentaquilómetros. Que no se puedan subir/bajar las ventanillas es lo habitual, así como que para abrir la puerta haya que tirar de una cuerda, o movidas así. Cristales rotos, tapicerías hechas pisto, amortiguadores inexistentes... el encanto de lo cutre. Una carrera de media hora pueden ser 3 o 4 euros, eso sí, después de una ardua negociación con el taxista, siempre antes de subirte, porque el primer precio que te dan casi nunca es justo, casi siempre es el triple, o más, de lo que pagaría cualquier senegalés, y el doble de lo que vas a pagar tú al final. En realidad a mí no me gustan los taxis, en general me parecen una calaña chunga (aunque hay honrosísimas excepciones, como siempre y en todo lugar), me fastidia que no cumplan unos precios estipulados, tener que regatear con ellos sintiéndome una tacaña (cuando en realidad también cuido los céntimos en el supermercado o voy al cine el día del espectador), y que todavía los peores te dén del viaje volviendo sobre el precio una vez acordado (práctica habitual aunque totalmente fuera del protocolo aceptable, y nunca se debe ceder, si ha aceptado el precio que le has dado es que es un precio normal). Como prevención de problemas por si te toca uno de estos últimos, dos consejos: A) tener la cantidad exacta que hayas negociado, a mí en cierta ocasión el taxista se negó a darme mi cambio, tangándome casi 3€. B) si tienes el dinero en monedas, contar claramente y en alto según se lo vas dando, pues no sería el primero que te hace la trece-catorce "despistando" alguna de las monedas y diciéndote que has contado mal. Bueno, en cualquier caso, y salvo por esto, la verdad es que el taxi es la forma más cómoda de moverte por ciudad, ya que no da rodeos ni hace paradas, y en comparación con España es superbarato. Pero teniendo tiempo yo prefiero cualquier otro medio de transporte.



1.2. Dakar Dem Dikk
Se llama así la red de autobuses urbanos de Dakar. Dem Dikk significa "ida y vuelta" en wolof, tengo entendido. Son unos autobuses bastante normales, y para mí, teniendo tiempo, la mejor manera de moverse por la ciudad. Pero tienes que tener tiempo, porque da unos rodeos descomunales. Grandísima ventaja, el precio, de 23 a 30 céntimos el viaje, según zonas. El más largo es hasta Rufisque, que debe de estar a 30 kilómetros, o algo así, y le debe de llevar dos horas llegar. En taxi a Rufisque pueden ser de 6 a 8 euros fácilmente, sobre todo si eres toubab; en Dem Dikk, 30 céntimos, seas de la raza o nacionalidad que seas, y sin tener que discutir con nadie. Otras ventajas son la frecuencia (cada 10-20 minutos) y que vas viendo tranquilamente la ciudad. Las desventajas, que a veces van muy llenos, que hace un calor horrible, y que tardan mucho en llegar a los sitios. Ah, y que no hay mucha información sobre ellos; yo ahora he encontrado su página web y soy fan, pero no empecé a usarlos hasta hace menos de un mes, porque no tenía ni idea de los recorridos, los horarios, ni de nada.

1.3. Car Rapid (también llamado taxi brousse)
Sin duda lo más pintoresco y emblemático de esta ciudad, esas furgonetillas pintarrajeadas de azul y amarillo que recorren la ciudad. Por cierto, no recuerdo donde leí u oí que los iban a ir quitando, cambiándolos por el Dem Dikk (ah, vale, ya me acuerdo, aquí, abajo a la derecha, y en realidad no es por el Dem Dikk, sino por otros que no conozco). Cierto es que son un peligro público, pues en la mayoría no hay frenos ni amortiguadores, y además va el revisor colgado de la parte de atrás, que cualquier día tenemos una desgracia. Pero es una pena, home. Los car rapid son iconos de Dakar, y quitarlos sería como quitar la línea 28 de Lisboa: un despropósito. Me temo que la idea es que los autobuses nuevos son más avanzados y molan más, y no sin razón, en realidad, pero lo que molaría de verdad sería que conservasen los car-rapid haciendo un esfuerzo por su mantenimiento. ¿Soy idealista? Probablemente. Con respecto al car rapid no puedo informar muy bien, la verdad, pocas veces los he cogido y casi siempre para el mismo trayecto. En precio es aproximadamente como el Dem Dikk (pero menos para trayectos más cortos, yo he pagado en una ocasión lo equivalente a 11 céntimos por lo que habrían sido 20 minutos caminando despacio), de recorridos y tal, ni idea. Yo cuando los usé era parar uno, decir a dónde iba, decirme que vale y luego me avisaban los demás viajeros cuando llegaba.



Fotos de Nicola (vilmente usurpadas de su propio blog)

2. Moverse por el país.


Para coger cualquier transporte público interurbano por tierra en Senegal, tienes que ir a la gare-routière del sitio en el que estés y preguntar por el próximo Ndiaga Ndiaye/Minibus/Sept-place para el sitio al que vayas. No hay horarios, salen cuando se llenan, así que no conviene ir demasiado tarde por la tarde, porque igual no se acaba de llenar y tienes que pagar las plazas vacías para salir. O, en el peor de los casos, le da la gana al conductor, así por todo el morro, de pedirte más pasta porque si no no sale, aprovechándose de tu condición de guiri en un sitio un poco complicaete, que seguro que prefieres pagar más (que pueden ser 5€ de diferencia) antes que quedarte tirao, con toda la razón (conste que esto a mí no me ha ocurrido, pero se rumorea).

En algunas gares, sobre todo en Dakar, te atosigan entre mil personas, preguntándote todo el rato que adónde vás, no dejándote pensar, diciéndote lo que tienes que hacer... y luego te pretenderán cobrar una propina por haberte vuelto loco. Mi consejo particular: tener las cosas muy claras antes de salir de casa y evitar al máximo discutir nada, ir en plan cabezón y repitiendo una y otra vez lo que quieres y al precio que lo quieres (si lo sabes, que sería muy conveniente). Ah, estos transportes te llevan a la gare routirère, no a donde tú quieras; una vez allí tienes que pillar un taxi, o caminar, o lo que sea, dependiendo del sitio.

2.1. Ndiaga Ndiaye (léase "ñaganyae", aprox.)
El Ndiaga Ndiaye es una furgoneta blanca, de la marca Mercedes, con más años que las piedras del camino, habilitada en un interesante esfuerzo de ingeniería para albergar a 32 personas (a menudo gordísimas, y sin contar niños) en un espacio que para 10 sería razonable. Son bastante incómodos, pero la forma más barata de viajar, por lo que también es el medio más frecuentado por los senegaleses, y eso le da un poco de gracia al asunto. El trayecto, por ejemplo, a Saint Louis, son unos 3 euros y medio; creo que son 270 kilómetros, y lo mismo puede tardar 4 como 8 como 10 horas, en función de atascos, paradas que haga, o averías, que también con ellas hay que contar.

Siendo un poco previsor, llevando agua y algo de comer para el camino, y no padeciendo mucho de la espalda (al contrario que yo), el Ndiaga Ndiaye es un medio de locomoción agradable y divertido; en las paradas que hace se sube gente a vender frutas, agua o juguetes, tiene su encanto. Ah, y una cosa, con respecto al agua: las botellas que venden por la calle son rellenadas del grifo (diarrea segura para el pobre toubab), así como las bolsas que van atadas con un nudo; pero las bolsitas de medio litro cerradas al estilo de las bolsas de leche fresca ésas que había antes son agua de fiar, filtrada, y normalmente está fresquita, te pueden salvar la vida.

2.2. Sept-place
Un sept-place es un coche normal, tipo familiar, pero como si fuese para familias senegalesas, con 8 hijos: es como un coche de los nuestros, pero con otra tira de asientos en la parte de atrás, no sustituyendo el maletero, sino entre los asientos y el maletero. O sea, que es más largo que un coche normal, pero no es un monovolúmen. Es más cómodo que el Ndiaga Ndiaye y sólo ligeramente más caro; va más rápido y hace menos paradas, pero también tiene menos gracia, sobre todo si vais tú y tu grupo solos...

En cuanto al precio puede ser desde ligeramente más caro hasta el doble que el Ndiaga Ndiaye, supongo que la diferencia irá en función de la oferta y la demanda.



2.3. Minibús
La solución de compromiso si dudas mucho entre el Sept-place y el Ndiaga Ndiaye podría ser el Minibús; una versión a escala del Ndiaga Ndiaye, con 14 plazas (sin contar niños, que en el último viaje que yo hice en Minibus eran 6 o 7, además de los 14 adultos). Al ser más pequeño, también se llena antes y hace menos paradas, y sigue teniendo el encanto de viajar con senegaleses, que son gente bastante maja en general. El precio, también, a medio camino entre Ndiaga Ndiaye y el sept-place.



2.4. Tren
No lo he probado, lo siento :-) cuando lo haga, prometo post. De todas formas, el hecho de que no lo haya probado me parece bastante prueba de que es prescindible, ¿no? Eso sí, hay el tren Dakar-Bamako que le tengo unas ganas locas, jeje, lástima que con esta misera de vacaciones que tengo no va a poder ser este año. Pero este tren es más por la coña del viaje en sí, no como "forma de llegar" a Bamako, porque por lo visto, lo mismo llegas en un día como en quince, dependiendo de cuánto se estropee o descarrile.


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Bueno, me ha quedao el post un poquito cojo, creo... es que quería publicarlo de una vez, pero no he tenido tiempo de depurarlo y abonitarlo. Espero de todos modos que sea útil, y cualquiera que llegue hasta aquí y tenga alguna duda que crea que yo le pueda resolver, para algo está ahí puesto mi correo.

Referencias externas:
Transportes en Senegal: http://www.ausenegal.com/
Red de autobuses urbanos de Dakar: http://www.demdikk.com/

domingo, 13 de abril de 2008

Visita de Ana & Co. (Casamance)

En el capítulo anterior...

Rubén y sus secuaces ya habían vuelto a España.
Ana y las suyas se habían ido a pasar los dias entre semana que yo trabajaba en Sait Louis.
Yo (Pepa) tenía una tediosa semana (de 4 días) de bastante trabajo, que acabaría el viernes por la tarde.
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Efectivamente, el viernes por la tarde quedé temporalmente libre de mis ataduras laborales. Había pedido otro par de días libres (lunes y martes próximos) para ir con estas chicas a Casamance. Salíamos en barco el viernes por la tarde/noche; llegábamos sábado a media mañana y volvíamos supuestamente martes por la mañana en avión. Un poco corto, pero menos da una piedra.

Día uno, viernes: a la vuelta del trabajo, hice la mochila tranquilamente y fuimos a embarcar con tiempo; el barco salía a las 20:00, creo recordar. No hubo contratiempos, ni atrasos, ni nada digno de mención. Jamma rek, que se dice en wolof, simplemente paz. Y era un barco guay, muy por encima de mis expectativas. Sabía que era nuevo, pero no me imaginaba tan buenas prestaciones por 45€ cada en un camarote de 4. Literas comodísimas, aire acondicionado, un pequeño pero muy bien instalado cuartito de baño (con ducha), un armarito para cada litera, una mantita suavísima, sábanas que olían a nuevo y limpio... El barco además tenía un comedor estupedo, un pequeño bar y se supone que discoteca y no sé si algo más, no lo vimos. Y en la zona de cubierta abundan los banquitos para que te puedas sentar a ver las estrellas, el amanecer, o lo que quieras. Una lástima que había una tormenta de arena enorme en Mauritania, tan grande que el harmattan nos llegaba a nosotros al sur de senegal y el cielo tenía un denso tono plomizo bastante agobiante, por no hablar de la sensación sofocante de no haber aire limpio...

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El barco. A la izquierda, con Melencha, cada una en una litera; a la derecha, con Ana en cubierta.


Dia dos, sábado: nos pusimos el despertador para ver amanecer desde el barco. Un poco pinchazo por culpa de la tormenta de arena que os comentaba, que velaba completamente el sol convirtiéndolo en un simple disco plateado casi imperceptible. Pero de todos modos mereció la pena: por primera vez en mi vida vi los delfines. Poquitos y muy poquito tiempo, pero me hizo mucha ilusión, porque es un animal que me despierta mucha admiración. Todavía tengo la espina de que cuando era adolescente mis padres no me dejaron ir en verano a un voluntariado haciendo censo de delfines en el mar de Alborán... El trayecto diurno del barco coincide con su singladura río Casamance arriba. Una vez más, lástima de mala visibilidad, pero bonito de todos modos. Llegamos a Ziguinchor a media mañana, y quedamos con Judith, la amiga de Melencha que vive allí, en un bar, para decidir qué hacíamos. Los dueños del bar nos invitaban a ir a pescar, pero no fiándonos del todo de ellos, y sobre todo porque el plan de pasar el día en un cayuco para mí y Coqué no era muy apetecible por culpa de nuestras respectivas hernias discales, decidimos hacer otra cosa: ir al pueblo con referencia en la Lonely Planet más cercano, Afiniam, un pueblo con campamento. Para ir a Afiniam, había opción de taxi y de piragua; optamos por la piragua, por el precio (75 céntimos frente a 4€ por cabeza o más), y porque a priori un río senegalés tiene menos baches que una carretera senegalesa (una vez más, pensando en nuestras espaldas). La piragua fue todo un poema, a punto estuvimos de rajarnos, allí había más gente que en la guerra, y de echo subirse era una verdadera guerra, daba miedo. Pero al final le echamos valor y allá fuimos. Llegamos a Afiniam a media tarde, fuimos a fichar al campamento, luego a bañarnos entre los manglares un rato, y ya se nos hizo de noche. Volvimos a cenar al campamento, y a dormir.

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La piragua a Afiniam y lo llena que estaba, a la izquierda.
A la derecha, la gente que esperaba la llegada en el embarcadero.


Día tres, domingo: salimos del campamento temprano con intención de pasar el día viendo la aldea en sí, y comer en ella. La aldea muy bien, pero donde comer no había. Compramos frutas y con eso tiramos. Unos adolescentes estuvieron con nosotros todo el día (a mi modo de ver demasiado, pero las otras chicas estaban a gusto) enseñándonos el pueblo: la escuela, el dispensario... esas cosas... Hacía un calor que morías. Volvimos al campamento deseando volver a bañarnos en el embarcadero, y así lo hicimos. Entre pitos y flautas se volvió a hacer de noche sin casi darnos cuenta. Cenar y dormir.

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AFINIAM: arriba a la izquierda, uno de los chicos posando con una fruta cuyo nombre no recuerdo.
Arriba en el centro, Ana y Coqué posando a la entrada del dispensario de la aldea.
Arriba a la derecha, los chicos cogiendo unas frutas en el árbol para enseñárnoslas.
Abajo a la izquierda, Ana y Judith bañándose en el embarcadero.
Abajo a la derecha, el embarcadero vacío.


Día cuatro, lunes: nos levantamos tempranito con intención de coger la piragua de vuelta a Ziguinchor, pero una vez en el embarcadero no la cogimos, ni nosotros ni otros 50 oriundos más, que se volvían cabizbajos a sus respectivas casas: no había sitio para todos, y además la piragua no volvería, como suele hacerlo en esos casos, por causa de la crisis del combustible. La gente quería (o necesitaba) ir a Ziguinchor a vender cosas, en la semana de las fiestas grandes de Senegal (el 4 de abril, viernes, era el día de la Independencia). Nosotras, que nos lo podíamos permitir, llamamos a un sept-place de Ziguinchor que viniera a buscarnos, pagamos casi 5€ cada una, pero volvimos sanas, salvas y en menos de una hora. Y mientras lo esperábamos, nos volvimos a bañar en el embarcadero. La tarde la pasamos en Ziguinchor, por el mercado, y después fuimos a ver la casa de la alianza franco-senegalesa, que está chulísimo. Cenamos por allí y nos acostamos pensando que al día siguiente volvíamos a Dakar.

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Arriba izquierda: la lancha llenísima saliendo del embarcadero (fijaos en la separación entre el agua y el borde)
Arriba derecha: Melencha y Judith dejando que se vaya la piragua (daba miedo ir ahí)
Abajo izquierda: frustración de los pasajeros fallidos.
Abajo derecha: las pijas toubabs llaman a un septplace qie les venga a recoger.


Día cinco, martes: nos levantamos temprano para ir al aeropuerto y volver a Dakar. Una vez allí me dicen que los billetes son para el día siguiente. Al principio me cuesta creerlo, no entiendo cómo puede haber ocurrido que no me haya dado cuenta antes. Había tenido un malentendido con el que vendía los billetes en el aeropuerto y así era: no podíamos volver hasta el día siguiente. Tras unos instantes de estupor, rabia y hasta preocupación, decidimos que no era tan grave: el avión para España a estas chicas no les salía hasta el día siguiente por la noche desde Dakar, así que no había problema por eso. El problema era que a mí me costaría un precioso día de vacaciones extra, pero era lo que había. Llamé a la oficina para comunicarlo y, para mi sorpresa me dijeron que bueno, si llegaba al día siguiente razonablemente temprano no lo considerarían vacaciones, sino "llegada tarde". Perfecto. Así que teníamos un día más en Casamance, enterito. ¿Qué hacemos? Vámonos a pasar el día a la playa, a Cap Skirring, lo más turístico de Senegal. En un sept-place, estuvimos allí en menos de una hora. Nos dio tiempo de darnos un baño matutino, enfadarnos con un pesao que quería obligarnos a comer en su restaurante (si no hubiese insistido tanto seguramente habríamos ido, pero es que fue muuuuy pesao, ¡leñe!), comer en el centro, hacer compras guiris, volver a bañarnos, volver a hacer compras de guiri, fotos, paseos, y volver a Ziguinchor antes de la noche (que luego es más complicado pillar sept-place). Cenamos en Ziguinchor, y, repetición de la jugada, pa camita que mañana se madruga.

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Playa de Cap Skirring. A la izquierda, pescadores y piraguas; a la derecha, vacas en la playa.

Día seis y último, miércoles: una vez más, nos levantamos muy temprano para ir a coger el avión para Dakar. Esta vez no hubo ningún problema de ningún tipo y llegamos a dakar alrededor de las 11 de la mañana. Como los taxis de Dakar son odiosos y hay una línea de autobús que conecta el aeropuerto con mi casa, la cogimos. En mala hora; tardamos más del aeropuerto a casa que de Ziguinchor a Dakar, y eso con un solazo que caía a plomo. Pero bueno, la ventaja de ir viendo todo Dakar tranquilamente. Una vez en casa me duché lo más rápido que pude y me fui al trabajo sin mucha esperanza de que no me contaran el día como vacaciones por la hora que era (casi la una). Sin embargo, así fue, y fui feliz y comí perdiz.

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Vistas desde el avión de vuelta. A la izquierda, al salir, Casamance desde el aire; a la derecha, al llegar, Dakar.


EPÍLOGO: esa tarde, comí con mis amigas y luego las dejé un rato solas mientras yo dormía la siesta; más tarde quedamos con Macu y Alberto para que se despidieran y a las 8 se fueron al aeropuerto rumbo a España. Me quedé solita de nuevo. Y no, no estaba harta de las visitas...

Dakar, 07/04/2008

viernes, 11 de abril de 2008

Lucía y Miguel

Buenas a todos. Estoy en este preciso momento en casa de Lucía, entre licor café y licor café, que me lo trajo Rubén cuando vino (mamá no te alarmes), con un puntillo muy guapo, así que pase lo que pase no me hagáis demasiado caso. Pues estamos aquí la Macu, Miguel y yo (Lucía ha ido al gimnasio) y se me ha quejado Miguel de que no sale en mi blog. Pues eso lo resuelvo yo en cero coma, hombre. Acabo de elegir una foto, que les hice yo en Saint Louis, cuando su amor era nuevecito, y yo carabina. Cómo han cambiado las cosas, ahora Miguel trabaja en Dakar, y viven juntos y todo... son una pareja encantadora, la verdad. Bueno, ahora mismo no estoy yo en mi mejor momento para redactar, así que os dejo la foto y si tal en los comentarios, o en alguna edición que haga en otro momento, o en otro post, ya os contaré más sobre estos dos peaso de personas.


martes, 8 de abril de 2008

Con las Rebelles


Tengo pendientes unos cuantos posts, pero como hoy tengo poco tiempo, os dejo sólo una foto que que cuando la miro no puedo evitar una sonrisa. Aquí me tenéis, con las tres chicas más guapas y más majas al oeste del Nilo, en un momento de gran alegría porque acabábamos de reencontrarnos después de unos días de separación.


Lucía, yo, Macu e Irene

¿Has visto, mamá? Estas son mis amigas, ¿a que parecen buenas? Y además lo son. Ya las conocerás, dicen que quieren ir a Galica, pero a saber cuándo, claro.

Referencia externa:
Las Rebelles (blog de Macu)

jueves, 3 de abril de 2008

Visita de Rubén & Co. Vol II (Ille de la Madeleine y ss.)

Como comentaba en el último post, a la vuelta de Keur Bamboung paramos en Mbour a visitar a una familia amigos de Macu. Es una familia de griots que nos dieron un pequeño concierto de bienvenida. Estuvo muy guay. Como siempre en África, lo mejor los niños.

Yo tenía que volver antes de la noche a Dakar, porque llegaba mi tercera tanda de invasores (en este caso, invasoras): Ana, Melencha y Coqué. Rubén y sus secuaces se empeñaron en que no me dejaban sola y se vinieron conmigo en un sept-place. Yo me fui directamente al aeropuerto a esperar a las chicas, y ellos se fueron a mi casa. Como los 9 no cabíamos en casa, las nuevas y yo nos fuimos a casa de Macu, que amablemente me había dejado las llaves.

Por cierto el taxista me timó, pero no quiero hablar de ello, que me enervo. No fue mucho, sólo unos 5 euros, que en realidad para mí no son nada, pero fue una situación muy fea e incómoda. En fin, cosas veredes...

A la mañana siguiente, quedamos con los que estaban en mi casa para ir juntos a mi sitio favorito de Dakar: la Isla de la Madeleine. Se trata de una islita volcánica que está a unos 5 quilómetros, al oeste de Dakar. Está desierta, salvo por los vigilantes y los turistas, que tampoco suelen ser muchos (entre semana siempre pocos). El entorno es paradisíaco. Es lugar de reproducción de aves y tiene una piscina natural interior muy bonita, de agua calma, limpia y fresquita, idónea para hacer un ratillo de snórkeling. Y la grandísima ventaja: no hay vendedores que te den la brasa, porque cuesta 5000 francos llegar, y eso para ellos es un pastón descomunal. Es que efectivamente es caro, de hecho te cuesta más ir a la Madeleine (5 kms) que a Saint Louis (250 kms), pero si es para poder relajarte y desconectar merece la pena.

Lo malo que tiene, y eso es nuevo, puesto que la última vez que yo había ido no era así, es que te obligan a pagar otras 5000 (entre todo el grupo) para el guía, aunque ya conozcas la isla y no quieras guía. Me parece fatal, la verdad. Es como si vas al supermercado a comprar patatas y te obligan a comprar huevos para que te dén las patatas (este "es como" se lo dedico a Lu, con todo mi cariño, jajaja). Y luego que los guardianes están todo el tiempo a la vista; para mí que me gusta ir en plan aislamiento del mundo, no me mola. Pero bueno, por lo menos te dejan tranquilo.


Este día yo estaba sin cámara, así que no saqué fotos, y los visitantes al final no me pasaron ninguna, así os "decoro" el post con una foto procedente de Panoramio, una página muy recomendable, por cierto. Las foto es un poco regulera, pero es lo que hay.



Pues eso, pasamos el día los nueve en este paraíso natural, hasta las 5 de la tarde, y luego volvimos a la ciudad, descansar un poquito, volver a juntarnos con Macu y los suyos, quedar a cenar en el Mini Resto (un camerunés que hace unos pescados que lo flipas de lo ricos que están), y para camita que estamos cansados. Durmieron en mi casa todas las chicas menos yo (Ana, Coqué, Melencha, Chuchy, Mónica y Saida) y Rubén, Manu y yo nos fuimos a dormir a casa de Alberto, que está cerca.

Al día siguiente, quedamos temprano para desayunar. Después el grupo de Rubén y el de Macu se fueron por un lado de mercados, y el de Ana se iba a Gorée. Yo acompañé a estas últimas para comprar los pasajes de barco a Ziguinchor en el puerto, pero no pude (esta historia ya es harina de otro post). No fui a Goree, tenía la espalda cansada y prefería volver a casa a reposar un poquito hasta la hora de comer.

Fuimos a comer al "?" (se llama así), que es un restaurante bastante senegalés en Plateau. Todavía no habíamos acabado, la Macu se empezó a quejar del estómago. Fuimos a mi casa a dejar las compras de todos y ella se quedó en la cama. Los demás fuimos a tomar algo y a seguir comprando (qué consumistas, jeje). Cuando volvimos por la tarde estaba peor, así que me quedé a cuidarla. El grupo de Rubén se iba esa misma noche, así que la despedida fue un poco sui-géneris. Los amigos de Macu y el grupo de Ana se fueron todos a dormir a casa de Macu para dejar la casa tranquila. El que sí se quedó fue Javi, que también quería cuidar de ella.

Al día siguiente Macu y yo casi no salimos de casa. La verdad es que yo también agradecía el descanso. Ella ya estaba mejor (detalles escatológicos autocensurados) y estuvimos bastante de charleta todo el día. Mientras tanto, nuestros amigos respectivos se dispersaban: Javi a Goree, que aún no había estado; Nicola y Ángela a Ngor; Ana & Co. se fueron unos días a Saint Louis y alrededores. A los amigos de Macu los despedimos esa tarde noche. Qué gente más maja :-)

Así que Dakar se quedó tranquilito unos días: trabajo, trabajo, trabajo, hasta el jueves noche, que volvieron estas chicas de Saint Louis. Pero eso ya queda para otra entrega. Seguiremos informando... Llevo más retraso que el tren Dakar-Bamako...