Sandra y Ester se fueron el día 11, martes; el 15, sábado, por la noche, llegó mi segunda horda de invasores, Rubén con 4 amigos suyos, a los que ahora ya puedo dejar de colocarles ese "suyos" de apellido, jeje. Esta foto nos la sacamos recién llegados a casa, estaban deshaciendo la maleta.
Chicas, de izquierda a derecha: yo, Chuchi, Mónica y Saida.
Chicos, de arriba a abajo: Rubén y Manu.
Chicos, de arriba a abajo: Rubén y Manu.
Yo estoy como de pegote en la esquina porque mientras les esperaba en el aeropuerto me empezó a doler otra vez la espalda y otra vez no aguantaba de dolor salvo en posición horizontal. Al día siguiente, domingo, los mandé a ellos de guiris a Gorée, mientras yo guardaba cama, tomaba antiinflamatorios y rezaba lo que sabía cagándome en todo ante la posibilidad de volver a quedarme sin salir de Dakar por culpa de la maldita espalda. Creo que si hubiera sido así habría hecho las maletas y vuelto a España, estaba en un estado de pseudo-depre bastante heavy. Mamá, perdona el vocabulario, y no te preocupes, que ya estoy bien, de la espalda y del espíritu.
Fotos de su visita a Gorée, las tenéis en el álbum de Manu en Picassa.
El lunes me levanté mucho mejor, y por mis ovarios que iría a Siné Saloum con ellos. Habíamos quedado con Macu y sus respectivas visitas en la Gare Routiere de Dakar, para coger un transporte que nos llevase a Toubakouta. La Gare Routiere viene siendo como una estación de autobuses, pero a la senegalesa. Es decir, tal que así:
La foto es de Manu, creo, yo no tenía ninguna tan descriptiva.
La pareja son Nicola y Ángela, amigos de Macu.
También se ven cachitos de cabeza de Manu, mío, de Mónica y de Saida.
Allí nos cogimos un minibus, que también es la versión senegalesa de algo parecido a un autobús raro, que es tal que así:
Llegamos a Toubakuouta y caminamos un rato hasta Soukouta.
Macu llamó a los del campamento donde habíamos reservado para que nos vinieran a buscar en la lancha. Cuando se giró para contarme lo que le habían dicho, no me lo creía: no habían guardado la reserva, habíamos hecho seis horas de transporte en común y media de caminata (yo con la spalda hecha unas bragas) y ahora no teníamos donde dormir. Que no cunda el pánico. Macu al rescate, volvió a llamarles: "una solución quiero". No sé exactamente lo que les dijo, pero colgó ya con un poco más de cara de relax; nos vendrían a buscar y nos arreglarían algo para esa noche. Supuestamente, a la siguiente ya habría sitio. Así que llegamos al embarcadero cuando caía el sol.
Una media horeja de lancha
Y llegamos a la isla de Sipo, donde se emplaza el campamento de Keur Bamboung.
Una vez allí, conocimos el "arreglo que nos habían hecho para acogernos: dos camas de matrimonio, de los propios empleados, para los 10. Dormimos en dos grupos de 5, tres en cama y dos en sendas hamacas raras; cada uno de los grupos en una cabaña sin ammenities ni facilities ni nada de nada. La verdad es que me fastidió bastante, pero el entorno era tan chulo y tan tranquilo que se me pasó en seguida. Bueno, por eso y porque yo dormi siempre en cama... alguna ventaja tendría que tener estar lesionada. Dormimos en precario dos de las tres noches, pero aún así lo disfrutamos todo como enanos, y además, por supuesto, nos hicieron un buen descuento, así que al fin y al cabo quedamos bastante contentos.
Fotos de la estancia:
El último día conocimos a un californiano llamado David, bastante majo, con el que nos hicimos la foto de despedida.
Acto seguido, tomamos la piragua y llegamos de nuevo a la aldea de Soukouta, donde paramos un ratillo. Allí, como en todas partes, había infinitos niños.
A la vuelta pasamos por Mbour, pero yo tenía que volver a Dakar esa misma tarde para recoger en el aeropuerto a tres chicas más que llegaban, así que todo mi grupo se volvió conmigo en un sept-place.
Continuará...
La pareja son Nicola y Ángela, amigos de Macu.
También se ven cachitos de cabeza de Manu, mío, de Mónica y de Saida.
Allí nos cogimos un minibus, que también es la versión senegalesa de algo parecido a un autobús raro, que es tal que así:
Llegamos a Toubakuouta y caminamos un rato hasta Soukouta.
Macu llamó a los del campamento donde habíamos reservado para que nos vinieran a buscar en la lancha. Cuando se giró para contarme lo que le habían dicho, no me lo creía: no habían guardado la reserva, habíamos hecho seis horas de transporte en común y media de caminata (yo con la spalda hecha unas bragas) y ahora no teníamos donde dormir. Que no cunda el pánico. Macu al rescate, volvió a llamarles: "una solución quiero". No sé exactamente lo que les dijo, pero colgó ya con un poco más de cara de relax; nos vendrían a buscar y nos arreglarían algo para esa noche. Supuestamente, a la siguiente ya habría sitio. Así que llegamos al embarcadero cuando caía el sol.
Una media horeja de lancha
Y llegamos a la isla de Sipo, donde se emplaza el campamento de Keur Bamboung.
Foto de grupo a la llegada. Obsérvese la -involuntaria- separación clara entre
los dos grupos: a la izquierda, el equipo de Pepa (Pepa, Chuchi y Saida de pie,
y Manu, Rubén y Mónica en cuclillas). A la derecha,
el equipo de Macu (Ángela, Nicola, Macu y Javi)
los dos grupos: a la izquierda, el equipo de Pepa (Pepa, Chuchi y Saida de pie,
y Manu, Rubén y Mónica en cuclillas). A la derecha,
el equipo de Macu (Ángela, Nicola, Macu y Javi)
Una vez allí, conocimos el "arreglo que nos habían hecho para acogernos: dos camas de matrimonio, de los propios empleados, para los 10. Dormimos en dos grupos de 5, tres en cama y dos en sendas hamacas raras; cada uno de los grupos en una cabaña sin ammenities ni facilities ni nada de nada. La verdad es que me fastidió bastante, pero el entorno era tan chulo y tan tranquilo que se me pasó en seguida. Bueno, por eso y porque yo dormi siempre en cama... alguna ventaja tendría que tener estar lesionada. Dormimos en precario dos de las tres noches, pero aún así lo disfrutamos todo como enanos, y además, por supuesto, nos hicieron un buen descuento, así que al fin y al cabo quedamos bastante contentos.
Fotos de la estancia:
Los otros fueron con las piraguas;
yo me quedé en tierra por culpa de la espalda,
así que hice las fotos.
yo me quedé en tierra por culpa de la espalda,
así que hice las fotos.
Javi, Mónica, Chuchi y Rubén enseñándoles a los niños
a jugar al Corro de la Patata. Momentos inolvidables.
a jugar al Corro de la Patata. Momentos inolvidables.
El último día conocimos a un californiano llamado David, bastante majo, con el que nos hicimos la foto de despedida.
Acto seguido, tomamos la piragua y llegamos de nuevo a la aldea de Soukouta, donde paramos un ratillo. Allí, como en todas partes, había infinitos niños.
A la vuelta pasamos por Mbour, pero yo tenía que volver a Dakar esa misma tarde para recoger en el aeropuerto a tres chicas más que llegaban, así que todo mi grupo se volvió conmigo en un sept-place.
Continuará...