¡Qué pena no tener fotos! Este finde fue muy guay. Bueno, sobre todo el domingo, el sábado fue normal.
Pues resulta que estaban aquí la hermana de Miguel y su novio y aprovechando dijeron de ir al Lago Rosa a montar a caballo. Es un planazo. Lo habían hecho algunas veces más, Lucía y Miguel, y yo nunca me había apuntado por miedo a hacerme daño en la espalda. Pero este finde pasado, después de toda la semana de bastante dolor injustificado decidí ir: si me va a doler de todas maneras, por lo menos no me voy a privar de hacer cosas que me apetecen muchísimo.
Y fue todo un acierto, yo creo. Doler, el lunes me dolía, y hoy también, pero no más de lo que me pueda doler un día cualquiera que le dé por ahí de dolerme sin motivo aparente. Y por lo menos, el dolor me recuerda lo bien que me lo he pasado, así que no está tan mal. "Sarna con gusto..." ya se sabe.
Pero no tengo fotos porque es que nos cayó un superchubasco que flipas. Justo íbamos a parar en la playa a bañarnos un rato, pero empezaron caer chuzos de punta y no paramos. A mí me encantó que lloviera. Es que a mí me encanta la lluvia. Dice un proverbio chino (o de por ahí lejos) que la lluvia sólo es un problema si te importa mojarte. Pues a mí mojarme me encanta, así que ya os imagináis, me lo pasé pipa. E incluso hice que el caballo trotase un poco. ¡Qué genial!
Llegamos a comer calados hasta los huesos, pero como no hace frío no pasa nada, no hay mucho peligro de catarros o así. Y lo buena que estaba la comida, ¡dioses! Pescado en papillote, carbonada flamanda y tarta de coco y mango. Buenísimo. A ver cuando volvemos :-)
1 comentario:
qué guay!! caballos, playa y lluvia, me encantaría!! a mi tampoco me importa mojarme, tengo un paraguas aquí en el curro, pero es por el 'qué dirán' jeje. Besos.
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